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Cruising en el parking de Ventas – TESTIMONIO

Cruising en el parking de Ventas – TESTIMONIO

Recuerdo el día cuando me bajé del coche para hocisquear lo que había en el parking de Ventas. Sí, algo bueno debía tener la plaza de Toros de Madrid y es que, cuando cae la noche, en plena ciudad, sus aparcamientos se convierten en un auténtico putiferio y, si me descuidas, no hace falta ni tan siquiera que caiga la noche. El cruising en el parking de Ventas es ya un clásico.

A cualquier hora, al amanecer o a media tarde, los gays esperan como el que no quiere la cosa: leyendo un libro, escuchando música, fumándose un cigarrillo, haciendo que ordenan el maletero mientras te dan la espalda y se suben el pantalón con un gesto que, inequívocamente, te está pidiendo guerra…

Cruising en el parking de Ventas de Madrid


 

Así es el parking de Ventas, la plaza de las corridas de toros no tan festivas como las que, cada día, se celebran entre los arbustos de sus jardines y la pequeña colina que, a modo de parque, transcurre paralela a la M-30, la carretera de más tránsito de la capital, su cintura urbana. Cruising y orgías 24/7.

Y decía que recordaba el día en que me bajé del coche para hocisquear por primera vez. La primera de un gran número de veces que acudí allí a que me comieran el ano o a que me lo destrozaran porque, oye, sobre todo cuando llegas de fiesta, con una copa de más; no has pillado cacho y tampoco quieres irte a casa con el calentón porque, total, el cuerpo está para disfrutarlo, te encuentras a cada tío… Sobre todo jovencitos con rabos a estrenar y la testosterona por las nubes que no lo dudan. Te la meten en un tristrás.

Revolcón para arriba, revolcón para abajo y aquí no ha pasado nada. Unos kleenex, límpiate y si te he visto, te he roto el culo y has gritado como una puerca mientras disfrutabas con mi polla erecta dentro de ti, descuida, que ya no me acuerdo. ¡Ay, qué años tan prolíficos! ¡Cuánta promiscuidad! ¡Cuánto rabo me comí! ¡Y uno y otro! ¡Hale, venga, dale!

Pero es que, claro, ¿quién puede resistirse a la tentación de una buena follada outdoor? Al aire libre, como en la playa, con mirones que te acechan a cada paso y te miran con deseo mientras tú tienes el control. ¿Les dejas que se acerquen? ¿Sí, no? Pues depende.

Y ahora es tu turno…

Yo ya te he contado una de mis historias de cruising en el parking de Ventas. Y ahora te toca a ti. Te pedimos un relato: tu relato más porno en las zonas de cruising que frecuentas. Hagamos una guía perfecta de morboseo en este post y disfrutemos; dejemos volar a nuestra fantasía mientras nos divertimos con reales por internet.

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