Dilatación anal: consejos para conseguir una penetración sin dolor

El éxito de practicar sexo anal depende, principalmente, de la capacidad de estimular el área. Es, por tanto, la dilatación anal una tarea imprescindible para evitar que se produzca la temida fisura anal y, con ella, un cúmulo de inconvenientes que pueden, de un plumazo, arruinar una sesión de sexo muy placentera.

Hay que recordar que el ano es una de las zonas erógenas gays más placenteras y es que, la franja rectal, reúne cientos, miles de terminaciones nerviosas que conectan directamente las emociones de placer y la bioquímica del amor con el cerebro, consiguiendo, con ello, la activación hormonal y liberación posterior de sustancias como la oxitocina, vasopresina, feromonas o serotonina, responsables de los sentimientos de felicidad e inhibidoras de preocupaciones.

Así pues, si tu objetivo es permanecer mucho más optimista, feliz, risueño y con el ánimo a tope, no te pierdas estos consejos de dilatación anal, el paso previo de una penetración que toque el cielo de tu próstata y libere, por fin, tu mejor orgasmo.

3 consejos para una dilatación anal sin dolor

Olvídate de ir con prisa

“Las prisas no son buenas consejeras”, ya lo decía mi abuela y cuánta razón. Para nada, y menos a la hora de preparar el ano de tu pareja antes de una penetración. Párate a pensar, a ese agujero si lo penetras bruscamente puedes lastimarle. ¿Acaso quieres que sangre o, mucho peor, producirle una fisura anal y que tu pareja se retuerza de dolor cuando, al fin y al cabo, los dos pretendéis disfrutar?

Mantén los niveles de excitación en todo lo alto

Dejad las prisas al margen y, antes de la penetración, prestad mucha atención a los preliminares. Los morreos, las comidas de pezón y, en definitiva, todo aquello que estimule a tu pareja servirán para mantener sus niveles de excitación en un punto álgido de tal forma que, cuando quieras aproximarte a su ano, él ni se cierre ni se queje de dolor.

¿Dedos o juguetes de dilatación anal?

Utiliza tu dedo corazón y ponlo como un garfio tras haber lubricado el ano o con tu propia saliva o con cualquier mejunje de venta en farmacia o supermercados que sirva como deslizante. Comienza con un dedo, luego entran dos y, finalmente, tu polla. Pero, antes, disfruta de la masturbación anal de tu pareja. Mueve circularmente tus dedos una vez que hayan penetrado en el ano. Hazlo suavemente y, sobre todo, acorde a cómo le gusta a él. Échale el aliento, bésale, dale cachetitos entre dedo y dedo. Tú mejor que nadie conoces cuáles son sus gustos para ponerle a 100.

Recuerda que, también, puedes hacerte con uno de los múltiples dilatadores anales que, a modo de juguete y en diferentes grosores, servirán para preparar el ano de tu pareja y dejarlo a punto para que, por fin y ahora sí que sí, le penetres sin dolor. ¡Los dos debéis disfrutar!

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