La felación gay perfecta en 5 consejos
Quizás esta primavera estás a punto de aterrizar en una ciudad repleta de chicos con los que ligar gracias a las miles de aplicaciones y páginas web gay. Las penetraciones están bien, pero no lo son todo. Dejar una impronta en ellos positiva y ser recordado como un buen felador es tu próximo objetivo. Además, conocer la técnica de una felación gay perfecta te ayudará a lograr múltiples tareas, como conseguir un trabajo, aprobar una asignatura que se te atraganta y hasta conseguir grandes descuentos. Nadie se resiste a una buena mamada, por eso, presta atención a los 5 consejos básicos para obtener una felación de 10.
#1. Disfruta con lo que haces
Elemental, querido Watson. Coge la felación con ganas y disfruta al máximo de ella y haz disfrutar al receptor. Si vas a comerte un falo a desgana, es mejor que ni tan siquiera lo intentes.
#2. La lubricación es elemental
Para no irritar o dañar el pene, se recomienda pringar con bien de saliva o lubricantes para mantenerla hidratada. Un felador avezado siempre va a tener una botellita de agua cerca. ¡La saliva no es un bien ilimitado! Ten en cuenta que un prepucio bien lubricado se enrolla y desenrolla con más gracia y desparpajo.
#3. El ano y el escroto a 100
Acompaña tus felaciones con una estimulación anal y de la bolsa escrotal del receptor. Estas dos zonas te ayudarán a conseguir mamadas mucho más placenteras, pero ten cuidado. Quizás el dueño de la polla que te vas a zampar sea un activo de esos que repelen todo acercamiento a su zona anal. Ojito.
#4. ¡Sin manos!
Como un acróbata, verás cómo tus labios son más que suficientes para dar placer. ¿Para qué necesitas las manos en tus mamadas? Pon tu boca en la postura de la O y despliega la carnosidad de tus labios sobre el falo que te vas a comer.
#5. Sin arcada, no hay mamada
El mejor indicio de que la mamada que estás llevando a cabo está bien ejecutada es cuando echas el lagrimón. Ya sabes, el glande haciendo tope sobre tu campanilla indica que lo estás haciendo de maravilla. Pero ten cuidado y no te vayas a pasar. Ojo con lo echas por la boca, no vaya a ser que tu mamada se convierta en la peor de la historia.