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Mi relato gay con un micropene: ¿qué hacer?

Mi relato gay con un micropene: ¿qué hacer?

Como siempre, me dirigí a su casa para dejarle sano y salvo tras una noche de copas. Y él, cortés, también, como siempre, me invitó a dormir. Sin embargo, algo le hizo cambiar de parecer y, en vez de quedarme en el sofá de su salón, me propuso dormir con él. Sin duda, era la opción más cómoda. La cama era grande, mucho más, si la comparamos con el sofá de dos plazas donde cada viernes echaba una cabezada. Yo acepté.
Éramos amigos desde el primer año de carrera y él siempre se había fijado en mujeres. De hecho, había estado saliendo con una de mis mejores amigas. Era canario y ahora va a tener un bebé. Cuando me enteré, lo primero que se me vino a la cabeza fue: ¿cómo ha sido capaz de engendrar, si tenía micropene? Está claro que es una cuestión de ignorancia y yo, en ningún momento, le hice sentir desconfortable mientras se la mamaba. De hecho, lo pasamos bien… Muy bien.

¿Qué hacer cuando te encuentras con un micropene?


Al principio puede resultar embarazoso observar que a tu pareja no le mide más de 5 ó 6 centímetros con la polla erecta. En ocasiones, puede incluso que te sientas como succionando de un chupete cuando se la comes. Sin embargo, tras el choque que puede resultar cuando te enfrentas a tu primer micropene, existe un universo de placer que merece la pena ser atendido.

Prácticas para encontrar placer

No nos confudamos, las micropollas son iguales que las pollas que no son micro. Si se las endulza, se ponen tiesas. Si se las menea, se corren. Eso sí, despídete de agarrar el tronco de una polla que no es micro con la palma de tu mano. Ahora, necesitarás dos dedos y mucha destreza para estimularla.
Si eres pasivo, desde luego, debes también olvidarte de sentir una penetración profunda con llegada al punto G prostático. Es obvio que, debido a su tamaño, jamás llegarás por la vía convencional a correrte a través de esta práctica.
Échale imaginación y no enfoques todos tus esfuerzos en ese micropene. Estimula otras partes de su cuerpo y, sobre todo, ayúdate de los juguetes sexuales.
Aunque no sea tu rol, convéncete y convéncele de que él también puede ser pasivo. En ocasiones, los chicos pasivos lo son por simple pereza. Solo desean espatarrarse y que les den bien por el culo. Esto se acabó. Si realmente quieres a tu pareja y deseas sentirle dentro de ti, no te quedará mucho más remedio que funcionar como pasivo.

 

Aún con todo, no desistas de la felación. Si te has enamorado de tu chico y éste tiene micropene, apuesta por él. Aunque la naturaleza le haya jugado una mala pasada, él te ama y los centímetros de polla no pueden con todo ello. Eso sí, puedes alegrarte la vista en nuestra sección de Hombres de CAM4 si lo que buscas es ver buenos rabos y muy gordos o, entre los dos, pagar por shows privados y dirigir a nuestros modelos mientras os llenáis de morbo y folláis.

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